jueves, 16 de agosto de 2012

Las Trampas de la Fantasía Histórica: El Laberinto del Fauno

(ochomedio.com)


Las últimas discusiones sobre la posibilidad de fusionar drama sicológico con lo fantástico me trajeron a la memoria “El Laberinto del Fauno”,  uno de mis filmes favoritos. En esa  producción, Guillermo del Toro, además de  intentar equilibrar lo real -maravilloso con la complejidad humana, se impone la tarea titánica de hacerlo en un contexto histórico definido, dramático y reconocible. Tarea que equivale a caminar con tacones sobre hielo y donde la trama inevitablemente resbala recordándonos las dificultades de mezclar lo auténtico con lo fabuloso. (Spoilers. Voy a contar toda la trama).



La fantasía histórica es un subgénero que ha existido desde los días de Homero, pero como no se le denominaba con ese nombre, resulta inidentificable para muchos lectores. Básicamente, es ficción histórica dotada de elementos sobrenaturales. Coincidiendo con el auge de lo fantástico de fines del siglo XX, ha habido varios intentos de crear fantasía histórica, pero con escasas excepciones, ninguna muy memorable.  Este subgénero se caracteriza por el énfasis en tres recursos.
1.        
1. La trama deriva en historia alternativa.  Se alteran los hechos históricos para dar espacio a lo fuera de lo normal. En Abraham Lincoln, Cazador de Vampiros, de Seth Grahame-Smith,  el futuro Presidente de los Estados Unidos anda metido en vendettas contra chupa sangres y en Anno Dracula, de Kim Newman,  la Reina Victoria se casa con Vlad Tepes. De esa corriente surge el steampunk, con un Londres victoriano en el que entran elementos futuristas.
2.        
2. El mundo auténtico y el ilusorio nunca se entrecruzan.  Existe un universo mágico paralelo adonde llegan los humanos, pero sus reglas no afectan el quehacer del mundo real ni su desarrollo histórico. Un ejemplo es la serie de la Academia Spence de Libba Bray en donde todo lo sobrenatural  tiene lugar dentro de un internado de señoritas de a fines del Siglo XIX.
3.        
3. El cuento se sitúa en un pasado tan antiguo que resulta concebible que lo fantástico se vuelva un elemento cotidiano. Así nace la “fantasía celta” que tiene lugar en Irlanda y Gales post invasión romana, y los clásicos de Mary Stewart y Marion Zimmer Bradley que reconstruyen la Leyenda Artúrica. Otros autores prefieren irse a cosmos más exóticos como el Egipto de los Faraones, la Antigua Troya  o el Japón Medieval. Aunque existen algunas fantasías históricas situadas en el siglo XIX, ése es el límite histórico. Hasta ahora nadie se ha atrevido a usar como trasfondo las primeras seis décadas del Siglo XX, a pesar de toda su riqueza temática e infinitas posibilidades mágicas. Es por lo que “El Laberinto del Fauno” llegó para llenar un espacio importante en el género.

(argenteam.net)


El argumento se desarrolla en un momento histórico y lugar geográfico específicos: el Pirineo  aragonés en 1944.  Ofelia (Ivana Baquero), una niña de 10 años, viaja a un pueblecito en compañía de Carmen (Ariadna Gil), su madre embarazada. Van a reunirse con el Capitán Vidal, padrastro de Ofelia, un oficial de la Policía Armada franquista que está cargo de la represión del maquis local.

Este escenario sitúa a El Laberinto entre las cintas dedicadas a la “memoria histórica” y comparte con ellas la visión maniquea que retrata a los guerrilleros como seres angelicalmente buenos y a los contrarios como villanos irredimibles. Pero Guillermo Del Toro, director y escritor de este filme, no anda con ánimos de hacer propaganda política, a pesar de que ya había hecho otro filme sobre la Guerra Civil Española, una historia de fantasmas llamada “El Espinazo del Diablo”. Vale recordar que originalmente “El Laberinto del Fauno” estaba situado en la Revolución Mexicana.

(argenteam.net)


Vidal, que para deshumanizarlo más ni siquiera tiene nombre de pila, es un villano irredimible, una creación sobrecogedora de Sergi López, un hombre perverso que encuentra humor en torturar prisioneros y es un desalmado con su pobre mujer. Parece estar más allá de afectos humanos e incluso es inmune al dolor físico, como lo demuestra cuando él mismo se sutura el corte en el rostro que le ha hecho Mercedes.

(zonadvd.com)


El personaje de Maribel Verdú es el más logrado del filme. Mujer sencilla, funge como ama de llaves de Vidal, aunque a sus espaldas ayuda al maquis, en conjunción con el médico del poblado. No lo hace ni por ideología ni por amor como suelen hacerlo los personajes femeninos en este tipo de historias. Aunque sea su hermano Pedro, el líder de los guerrilleros, el motivo que lleva a Mercedes a arriesgar su vida  es la fe de que un bando que abarque demonios como Vidal no puede ser bueno. A pesar de su enemistad con el Capitán, a quien trata con discreta deferencia sin atisbos de servilismo, Mercedes es devota de la desdichada Carmen y le cobra verdadero cariño a Ofelia.

(taringa.net)


Al comienzo de la historia, Ofelia es un personaje ignorado por el mundo adulto, o sea el “autentico”, y prefiere buscar compañía en sus amados cuentos de hada y en deambular por el bosque. Persiguiendo a un insecto que se convierte en hada, llega a un laberinto al final del cual  encuentra a un fauno. Esta criatura le cuenta que ella es la Princesa Moana, heredera de un reino subterráneo donde la esperan sus verdaderos padres, pero adonde solo podrá llegar tras cumplir tres pruebas. Ofelia-Moana acepta el desafío. Comparte su encuentro solo con Mercedes quien le dice que su madre le advirtió que los faunos  no eran de fiar. Algo que también presiente el público ya que el fauno parece ladino, a ratos, libidinoso, y en otros, casi tan amenazante como Vidal. Del Toro así consigue establecer que en ambos mundos existen apariencias engañosas y seres malintencionados.

(elotrocine.cl)


Aunque Ofelia pasa la primera prueba y le roba una llave mágica a un sapo gigante, la salud de su madre empeora.  El servicial fauno le procura una mandrágora que deberá esconder bajo la cama de Carmen,  cuya salud mejora con este tratamiento. La primera instancia en que fantasía y realidad chocan es cuando el Capitán encuentra la raíz que Ofelia ha estado alimentando con su propia sangre. Tanto Vidal como su mujer están consternados. Para el Capitán la mandrágora representa la superstición que quiere erradicar de una España “sana y limpia” que pretende legarle a su hijo. Para Carmen es una muestra de la inmadurez de su hija que insiste en aferrarse a ilusiones sin comprender que el destino de las mujeres es someterse a la protección de hombres como Vidal.

Ofelia y la mandrágora (contraelnwo.blogspot.com)


“¡La magia no existe!” grita Carmen y arroja la mandrágora al fuego. Tanto la raíz como Ofelia lanzan gritos desesperados, pero ni Carmen ni su marido se impresionan. He ahí la gran falla del filme, lo fantástico parece no tener fuerza ante el escepticismo de  personas que aunque presencien lo sobrenatural se niegan a creer en ello.

Ofelia es encerrada en su cuarto. Hasta ahí llega el fauno con su segunda prueba. Con poquísimo tiempo (encapsulado en un reloj de arena), Ofelia deberá traspasar la pared e ingresar al reino de un pavoroso monstruo del cual deberá traer una daga. El fauno es muy categórico, el monstruo es temible, Ofelia debe cumplir con su cometido de la manera más rápida posible y, bajo ninguna circunstancia, deberá probar los alimentos de la mesa del engendro caníbal. Aquí sucede el episodio más  prescindible del filme. Ofelia, en compañía de las hadas,  cruza la pared, consigue la daga sin que el monstruo que es ciego la note, pero…se le antoja comer de las uvas que hay en un frutero. Cuando las hadas  intentan detenerla, la niña las aleja a manotazos. Apenas probada la fruta, el monstruo (que posee ojos en las palmas de sus manos) la percibe y la persigue.



Aunque Ofelia logra huir del antropófago, éste se zampa un par de hadas. Con justa razón, el fauno la cubre de reproches y la abandona. No se entiende que Ofelia, hasta ahora  tan valiente y tan experta en manejarse en el mundo sobrenatural,  cometa un error tan pueril.  El asomo de su lado infantil (o estúpido) es equiparable a las elecciones de Arya Stark de las victimas que cobra Jaqen H’rgar. Teniendo toda una lista de enemigos, Arya elige a individuos insignificantes como candidatos a ser asesinados por el sicario. Al menos en la serie, tuvo mejores opciones y borraron ese episodio torpe e inverosímil indigno de la Canción de Hielo y Fuego.

(fantasymundo.com)


Volviendo al Laberinto, en ese momento la trama se desboca a un realismo crudo. Es como si al fracasar Ofelia, la fantasía no tuviese lugar en su órbita. La Policía Armada invade el campamento del maquis obligando a los guerrilleros a huir. Vidal mata al doctor al descubrir que ayuda a los guerrilleros. Sin auxilio médico, Carmen muere en el parto. Su hijo la sobrevive. Mercedes decide huir con Ofelia, pero son descubiertas. La niña es encerrada en su cuarto y Vidal se prepara para torturar a su ama de llaves. El fauno aparece en el cuarto de Ofelia, le da una tiza mágica y le encarga la tercera tarea, secuestrar a su hermanito. Ofelia dibuja con tiza una puerta en la pared y huye.


Mercedes, que lleva un cuchillo en su ropa, corta sus ligaduras  y agrede a Vidal, pero aunque lo hiere, no lo mata (otro acto inexplicable). Malherido, Vidal llega hasta su cuarto  y se bebe un coñac que su hijastra ha drogado. Ofelia se roba el niño. Aunque narcotizado y débil por la perdida de sangre, Vidal persigue a Ofelia hasta el laberinto. La niña se niega a entregar al bebé al fauno cuando se da cuenta que éste pretende sacrificarlo. El fauno  la abandona a su suertey Vidal, que ha presenciado todo,  mata a su hijastra. Al salir del laberinto, el Capitán descubre que el pueblo ha sido tomado por el maquis. Le entrega el niño a Mercedes, y es ultimado por Pedro. Mercedes entra al laberinto y se abraza llorando al cadáver de Ofelia.



No me sorprende que una gran parte del publico haya quedado defraudado con este desenlace y eso que Del Toro le otorga un final "consuelo" bastante infame y cursi. Ofelia, disfrazada con ropas de cuento de hadas y unos zapatos rojos ( burda imitación de los de Judy Garland en “El Mago de Oz”)   consigue llegar al reino de sus padres donde el fauno le explica que, al salvar a su hermanito, ha pasado la prueba y puede volver a ser la Princesa Moana. ¿Ese final inverosímil tiene alguna connotación alegórica? ¿Debemos pensar que las víctimas inocentes del Franquismo son ahora príncipes del inframundo?

“El Laberinto del Fauno” es una película fascinante, con excelentes actuaciones y con unos efectos visuales que se inspiran en la escenografía de Tim Burton, los grabados de Goya y las ilustraciones de Arthur Rackham. Tiene más que merecidos sus muchos premios (9 Arieles, 7 Goyas, 3 Baftas y 3 Oscares), pero su falencia reside en la inhabilidad de mezclar lo natural con lo sobrenatural. Es incomprensible puesto que Guillermo Del Toro es un experto en lo sobrenatural, lo ha demostrado en “Cronos”, “Hellboy”, “El Orfanato” y en sus novelas  vampíricas La Trilogía de la Oscuridad.


En la que considero su mejor película hasta la fecha, “El Espinazo del Diablo”, los vivos consiguen establecer un pacto con los fantasmas que terminan ayudándolos. Un compromiso que no logra Ofelia. No se entiende que cuando Vidal las descubre a ella y a Mercedes no le pida al fauno que ayude al ama de llaves, no se entiende por qué las criaturas fantásticas no ayudan a otros personajes que le importan a Ofelia. No estoy pidiendo que el fauno ayude al maquis a derrocar el franquismo, pero esa frase nostálgica de Mercedes que dice que alguna vez creyó en las hadas me hizo pensar que en algún momento volvería a creer. Cuando se interna en el bosque, tras atacar al Capitán, estaba segura que las criaturas fantásticas vendrían en su auxilio, pero son los guerrilleros los que la rescatan.

(estoescine.com)


La fragilidad del nexo entre lo paranormal y lo concreto ha hecho creer a muchos espectadores, aunque Del Toro lo ha negado vehementemente, que todo el episodio fantástico es un producto de la imaginación de Ofelia. Ósea la niña es una esquizofrénica que vive al margen de la realidad. Eso explicaría la debilidad de los elementos prodigiosos. De acuerdo a la mitología, los gritos de la mandrágora son letales. Aquí la mandrágora achicharrada grita a todo pulmón, y eso no afecta a los presentes.  Las hadas son como la Campanita de Peter Pan, tan endebles que no pueden impedir que  Ofelia coma fruta o que el monstruo  se las devore a ellas. El mundo mágico con su fauno ambiguo, monstruo come-hadas y sapos gigantes parece tan azaroso y nefasto como el de la campiña aragonesa donde manda Vidal.

Porque Vidal es el ente más peligroso y vigoroso de esta historia. Es inmune a los gritos de mandrágora, a los navajazos de Mercedes, ni los narcóticos lo pueden dominar. El ingresa al laberinto y mata a Ofelia sin recibir castigo ni obstaculización de parte de los seres sobrenaturales. Sin embargo, Pedro lo mata fácilmente.
(todoroms.com)

Todo ese desequilibrio prueba que Del Toro ha  caído en las trampas de la fantasía histórica, que ha tenido miedo de usar subterfugios mágicos para controlar los asuntos terrenos y  que no ha sabido convertir a Ofelia en un personaje que pueda navegar cómodamente entre dos espacios. Ha sido afectado por esa especie de pudor que impide a otros creadores de fantasía histórica de introducir lo fabuloso a escenarios demasiados cercanos a nuestra historia, como si hacerlo resultara en un relato irracional y sacrílego.

4 comentarios:

  1. Yo vi esta película antes de mi regreso del exilio de la Fantasía y en su momento me gustó bastante, aunque con el tiempo le fui viendo aspectos que me dejaron un tanto confundida.

    Creo que lo que ahora me confunde más es el hecho de que Del Toro no haya sabido sostener la Fantasía más allá del discurso externo al filme mismo, como lo demuestra su desenlace. Un triunfo -parcial, desde luego; individual, quizá sea mejor llamarlo- de la Fantasía en el momento en que Ofelia pudiese abstraerse del mundo real y llegar a parar a ese otro universo. Pero la película nos muestra que muere, haciendo de lo otro casi una ilusión. A veces tiendo a pensar que precisamente por la muerte "real" de la niña fue que llegó al reino de Fantasía, pero esa mirada no me convence del todo.

    Ahora, eso podría llevar a plantear que la historia narra justo eso: el fracaso de la Fantasía en su naturaleza más pura, aun cuando la de esta película sea más bien una oscura, como un cuento de hadas retorcido. El discurso yuxtapuesto entre los devenires de Ofelia y las atrocidades de Vidal y cía tiene un efecto narrativo especial, que lamentablemente hizo que muchos pensaran en el componente fantástico de esta obra como una ilusión de la niña. Pero el mundo de Fantasía es a su vez amenazante, si bien Ofelia parece tener más recursos para salir airosa en él que en el mundo real, por muchos errores que se mande. La estructura es un cuento de hadas al fin y al cabo: la idea es ver algún traspiés en algún momento.

    Creo que, al final, esta película es muy extraña. Está llena de pequeñas claves que tienen múltiples interpretaciones contradictorias. Recuerdo especialmente un comentario en la edición especial de parte de Del Toro en la que decía que su parte favorita era cuando el hada se transformaba su forma bicharraca a un aspecto antropomórfico, como las hadas que Ofelia tenía en su imaginario. Creo que quizá aquí se encuentre la clave mayor de la obra: es una apuesta a la estética de recepción, en la que la película pareciera amoldarse a los criterios personales que le quiera asignar el espectador. Eso me remite a lo que dije al comienzo... ¿Por qué no hacer esto más explícito en la película misma? Pero en fin...

    Por último quisiera añadir que el Hombre Pálido me da MUCHÍSIMO miedo, pero por asuntos más primigenios que por el susto tradicional de ver una cosa horrible.

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    1. El hombre pálido me recuerda a una pechuga de pollo cruda, y se ve muy flacuchento, muy debilucho. No me lo imagino comiéndose a Ofelia.

      ¿Se puede preguntar por qué es un miedo primitivo tuyo y qué es eso de tu exilio de la Fantasía?
      Lo de las uvas ya se lo perdoné a Del Toro. Por supuesto que en todo relato tiene que haber conflicto y estos nacen de unos traspiés, pero este fue muy pedestre.
      Mi problema es que no entiendo eso de darse el trabajo de crear todo un trasfondo histórico para que Ofelia viva como en un limbo, completamente abstraída de la realidad. Es como si, aparte de la madre, los demás personajes “reales “no formaran parte de su mundo.
      A mi me pasó al revés que a ti. No me gustó nada la primera vez que la vi. Más encima metí las pata y se la “vendí” a mi Mami como “cuento de hadas” y a ella se le ocurre verla con su ahijadita y al rato me estaba llamando para encumbrarme a garabatos: “¡Oye que la niña se puso a llorar! Que hay un loco que le da botellazos a un viejito y martillazos a un tartamudo”.
      Con el tiempo la he ido viendo con más cuidado y apreciando el tremendo esfuerzo y la originalidad de Del Toro al meterse en esa fantasía histórica, pero que al final, no sabe qué hacer con ella. Pero no es único, por eso le tienen tanto miedo a la fantasía histórica.

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  2. Pues a mí no me gustó mucho esta película, por tres razones:

    -Sí que hace propaganda histórica, y además descarada. Todas las películas de la guerra civil en España presentan a los republicanos como si fueran la Alianza Rebelde y a los nacionales como si fueran el Imperio Galáctico. Esta no es una excepción: los nacionales son todos tan malvados, crueles y sádicos que Amon Goeth a su lado parece Winnie-the-Pooh. Los republicanos son tan buenos, inocentes y generosos que Winnie-the-Pooh a su lado parece Amon Goeth.

    -Las escenas sangrientas. El gore nunca me ha gustado, y esta película abusa mucho de la crueldad y la violencia. La escena del asesinato a botellazos era tan desagradable que me mareé, y eso que no la estaba mirando, sólo escuchándola. Las torturas, la cosida de boca, y el sufrimiento de las pobres haditas y de la mandrágora, sin llegar a ser tan impactantes, me desagradaron muchísimo y me impidieron disfrutar de la película.

    -El personaje del capitán Vidal no hay quien se lo crea. ¡Joder, si hasta los nazis más crueles y despiadados trataban bien a sus familias! Este tipo, sin embargo, es taaan facha y taaan malo que trata a su esposa embarazada como a un guiñapo, mata por la espalda al único médico que podía salvarla, y se carga de un tiro a una niña de once años porque sí, porque es así de malo y le gusta hacer maldades.

    El final curiosamente a mí sí que me gustó, es lo único agradable que tiene la película entre tantas muertes, torturas, asesinatos, sangre y sufrimiento.

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    1. Gracias mil por sacar tiempo de tus vacaciones y visitarnos. ¿Cómo está tu pie?

      Lo de la “memoria histérica”¿Y ya qué le vamos a hacer?...Mi Pa hace años, cuando vio “Ay Carmela” (que aparte del final, me encanta) dijo “¿Qué los españoles no pueden dejar de ser tan panfletarios para hablar de su Guerra?” Imagínate, eso fue hace más de dos décadas y no ha cambiado.

      Curioso que menciones a Amon Goeth, porque viendo de nuevo El Laberinto, pensé que el personaje de R. Fiennes era más “humano” (por humano léase tener rasgos humanos, no ser más bueno) que Vidal. A mi también me incomoda cuando retratan alemanes o Nazis así totalmente acartonados y clichés. Es por lo que no me gustó El Niño del Piyama a Rayas. Es que al final para el no involucrado los villanos históricos terminan siendo sicópatas irredimibles, cuando las grandes tragedias del Siglo XX fueron perpetradas por gente común y corriente. Eso es más siniestro.

      He llegado a la conclusión que Del Toro solo puede crear historias unidimensionales con personajes blanco y negro, al nivel del comic. El error del Laberinto es que por poner a Vidal tan larger-than-life termina dándole una categoría de semidiós, y al final viene Pedro y con una balita lo mata.

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